Hasta que el Homo genus evolucionó hace 2,4 millones de años los humanos vivieron por 84.000 generaciones como cazadores- recolectores. Consumíamos carnes, pescados, nueces, semillas, raíces, vegetales, tubérculos y frutas silvestres. A esto se le llama dieta Paleolítica.

La agricultura y el consumo de granos y vegetales se dio apenas hace 350 generaciones.⚠️ Y los azucares refinados, aceites industriales y procesados solo llevan 3 generaciones con nosotros y constituyen hasta el 30% de la dieta SAD ( me gusta esta sigla en inglés que además de significar triste es la abreviación para Standard American Diet o “dieta occidental”) proviene de estos ” alimentos”.

Ahora una analogía de Chriss Kresser que lo ilustra claramente: Si imaginamos un campo de fútbol y recorremos sus 110 metros de largo podemos decir que los primeros 105 metros representan el tiempo que fuimos cazadores- recolectores. La agricultura y los cereales llegan en los últimos 5 centímetros, y las gaseosas y los alimentos procesados en los últimos milímetros.

En los últimos 120.000 años han sucedido muchas cosas pero hay una que no se ha modificado: NUESTROS GENES, lo que indica que de algún modo esta dieta ancestral se aferra a nuestros genes desde entonces.

Todos los animales han evolucionado para comer de cierta manera. Así como la vaca que es herbívora tiene un estómago pequeño y un intestino delgado largo para poder digerir los pastos, el gato tiene un estómago grande y un intestino delgado corto para digerir bien la proteína de la carne. ¿Qué pasaría si le diéramos a la vaca carne y al gato pasto? Lo mismo que nos está sucediendo a nosotros al comer alimentos a los que nuestro cuerpo no está evolutivamente adaptado.

Aunque la dieta occidental sea lo común, no es lo NORMAL para nuestro cuerpo.
Tal vez al evolucionar al Homo Deus como dice Yuval Noah Harari nos adaptemos a dietas diferentes, pero seguro ninguno de los que estamos leyendo esto viviremos para verlo.