La visión de la medicina funcional tiene como analogía un árbol:

Las raíces son los factores (TODOS MODIFICABLES)  de estilo de vida, sueño, relajación,  alimentación e hidratación,  movimiento, ambiente.

Luego viene la  base del tronco, donde está la predisposición genética, la cual creeríamos que va en la raíz pero no, esta es modificable si “abonamos la tierra para tener raíces sanas”, y por otro lado están la espiritualidad , las emociones y la esfera mental, sin los cuales por más bien que nos alimentemos no habrá bienestar.

 

El tronco sigue subiendo, y si la base y la raíz son vulnerables existen factores que pueden detonar síntomas o enfermedad: Infecciones, toxinas, traumas emocionales o físicos, etc, que pueden afectar un blanco vulnerable como el sistema inmune, el sistema digestivo, cardiovascular, etc. Y de allí vamos a las ramas: la enfermedad o síntoma específico, donde la medicina convencional y especializada tiene lugar. Si es un problema de la hoja, pues la removemos, pero si la hoja es el reflejo de la salud de la raíz… allí es donde hay que ir especialmente para solucionar condiciones crónicas y alcanzar el bienestar y la vitalidad que todos deseamos.